USUARIOS, INDIGNADOS CON EL CÚMULO DE MALES QUE ACABAN TRANSMILENIO


Hombre que fue atracado narra cómo fue amenazado dentro de un articulado. Jóvenes operan en grupo.

Tomado de

Por Carol Malaver

    Imagen El Tiempo

“¡Allá los señores que se acaban de entrar sin pagar!” Es el altavoz de la estación de TransMilenio de Alcalá. Todos los usuarios miran como tratando de enfocar quién osó ingresar de forma ilegal.
Medidas como esta, casi desesperadas, le ha tocado implementar al sistema porque, en el lenguaje popular, TransMilenio se ‘perrateó’. No hay quién saque a los colados, unos 42.000 de los 2’100.000 usuarios que se suben al día, lo que equivale a una pérdida diaria de 71,4 millones de pesos que se dejan de recibir. Atrás quedó el sistema soñado que dejaría en el olvido los buses atestados de informalidad. Lo más grave es que los mismos ciudadanos, víctimas de robos y atracos, ya identifican a los delincuentes.
El 18 de julio, en la estación Alcalá, a eso de las 9:45 de la noche Diego* se sentó justo en la parte de atrás de un articulado, el Ruta Fácil. “Me ubiqué al lado de una mujer que habló por celular todo el recorrido”.
En esa misma estación se habían subido dos jóvenes con edades entre 17 y 20 años. “Parecían estudiantes o trabajadores, no generaron mayor temor. Ellos se hicieron justo al lado de la puerta, como rodeándola”, contó Diego.
Cuando el bus arribaba a la estación Mazurén, uno de ellos sacó una navaja de una maleta que llevaba y amenazó a la mujer. “Ella gritó y se negaba a entregar el teléfono hasta que el hombre le dio un puntazo en la mano. Entonces lo soltó. Luego me lo pidieron a mí y lo entregué sin ninguna resistencia”.
Mientras ocurría el atraco dentro del articulado, el testigo cuenta que los demás pasajeros se corrían para adelante. Luego, los atacantes se bajaron como si nada. “No había ni un solo policía. Nos hubieran podido matar y nada pasaba”. Diego compró otro celular y para su sorpresa, cuando vio su WhatsApp, estaba la foto del atracador que lo había atacado. “Ya lo habían usado; además de su imagen había conversaciones amenazantes. Le dicen ‘Gacela’. Todo este material lo voy a usar para hacer una denuncia formal ante la Fiscalía”. No es el único caso. Cuando a Diego lo atracaron, al menos tres personas se le acercaron a decirle que les había pasado lo mismo en esas estaciones.
Pedro*, quien prestó servicio en la Policía, contó que bandas como estas vienen operando desde hace años en el sistema. “Les llaman los ‘reconocidos’ porque andan en grupos y permanecen mucho tiempo dentro de las estaciones.
No cargan papeles y cuando los cogen, solo se inventan nombres que dan con algún número de cédula. Otros se hacen pasar por menores de edad”.
Cuenta que en la Troncal Norte, específicamente en las estaciones Héroes, calle 85, Virrey, Alcalá, Mazuren y Calle 100, operan con regularidad esos delincuentes, casi siempre con maleta, muchos hasta visten normal, como cualquier oficinista sin despertar sospecha. “Otros tratan de lucir bien pero se les nota lo ñeros y hablan por celular de forma ostentosa. Se comunican haciéndose señales con las manos, como tocándose la nariz”.
El lunes 21 de julio de 2014, a las 4 p. m., otro usuario tuvo que ver cómo una turba de jóvenes se llevaron los extintores del bus J23 que cogió en Las Américas. “Fueron como diez pelados de no más de 16 años que se subieron a la estación Ricaurte. Se repartieron las entradas y arrancaron todos los extintores. Luego las mujeres de la banda se bajaron como si llevaran bebés. Nadie hizo nada. Ni un policía. Luego llegué a la estación de EL TIEMPO. Toda la gente colándose. Le dije a un auxiliar y la respuesta fue: ‘¿y yo qué puedo hacer?’ ” Situaciones como estas se repiten en varias estaciones.
El mercado persa
El deterioro en la seguridad y el desorden se vive en un solo recorrido. Son las 8:30 de la noche cuando se abren las puertas de una estación y un hombre totalmente ebrio, negro de suciedad y con una actitud amenazante, se tira en la zona de acordeón de un articulado. La gente, ante la imposibilidad de actuar, se va corriendo de forma disimulada para huir del olor y el peligro.
Una estación más adelante, un tímido auxiliar bachiller retira al pasajero del bus con un promedio de 1,8 m de estatura. Minutos después, un hombre que se hace llamar la ‘orquesta’ hace una presentación carente de sentido y ofende a los que no quisieron o no pudieron ponerle atención. “Con esa cara de amargados, así serán en toda su puerca vida”. Dulces, libros, esferos, de todo se vende. De algunos buses de SITP hay denuncias de música a todo volumen y mala conducción.
Según el coronel José Palomino, a cargo de la seguridad en TransMilenio, solo en 2014 se instauraron 57 denuncias por hurto agravado y calificado en el sistema y se han logrado 494 capturas en flagrancia por el mismo delito.

* Nombres cambiados por petición de los testigos.

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